Lo hecho, hecho está. Ya la
negociación de paz con las Farc está firmada, este 2 de octubre a esperas de un evidente
SI en el Plebiscito que busca simplemente una participación masiva de los
colombianos que ni fu ni fa en esta guerra de más de 50 años, más que reafirmar
que Colombia quiere terminar uno de los conflictos más viejos de Latinoamérica,
se busca dejar constancia por parte de este Gobierno, de que la Democracia es
uno de los muchos privilegios que a pesar de todo aún disfrutamos.
Atacantes y defensores no solo de
este Gobierno sino también de todo lo que hace y deja de hacer, tienen cada vez
más motivos para alimentar la evidente polarización en la que nos encontramos
pero no tienen presente que la palabra Impunidad está tan de moda que ya choca
escucharla tan machacada en los discursos que parte y parte entona a todo
pulmón.
Pues bien, la impunidad en
Colombia siempre ha existido y convivido con cada uno de nosotros, hace parte
de nuestra historia, las Farc siempre vivieron en impunidad, los paramilitares
viven en impunidad, el ELN, los delincuentes de cuello blanco, sobre todo una
señora que parece la madre patria “La tal corrupción”, así como el dicho de que
“La pereza es la madre de todos los vicios”, la corrupción viene siendo la bisabuela
de todos los males de este país.
Pero ahora todo es Paz, no la paz
paz paz de las armas sino la paz soñadora con la que pretendemos hacer a un
lado asuntos tan importantes como el Acuerdo de Paz con las Farc, me refiero a
los niños desatendidos por falta de recursos, personal, capacidad o negligencia
y mueren de hambre en la Guajira o aquí nada más en Puerto Gaitán; la cantidad
de plata que hay para publicidad de campañas que nos bombardean desde que inicia
hasta que termina el día no se toca.
Ojalá fuese solo eso, está la
delincuencia común, las calles oscurecidas por el delito, los gritos de ayuda
de una pareja de ancianos que ya no se pueden valer por sí mismos y pasan días
sin probar bocado. Sus problemas, los míos, los de su vecina, los de nuestros
amigos, los de todos. Hay que buscarle el lado bueno a la vida, porque sin eso,
esto sería una Siria latinoamericana.
Y aunque hay algunos que tienen
ojos de reptil para mirar mejor, quienes tenemos ojitos normales continuamos
mirando firme este presente tratando de arreglarlo para cuando ya no veamos ni
la luz del día. En este país de egoísmos y pobreza mental, quienes poseen el
don ayudan a construir un mejor país, quienes no, solo estorban, pero la vida
es así: es la alegría y es el dolor.
Cada uno de nosotros puede
aportar a un Buen Vivir, hagamos que ese aporte se vea, no seamos indiferentes,
llenemos de patria nuestras venas y de solidaridad nuestro corazón, pero eso si,
ojo con dejar la cabeza a la deriva para que se llene de basura, si la llenamos
que sea de conocimiento para sacarle tanta ignorancia, que por eso es que nos
agarran de la nariz cada 4 años.
maropirocu
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